La opinión general es que los mayas empezaron a desaparecer a mediados del siglo XIV, de tal forma que cuando los españoles llegaron al territorio Hondureño, Copán era una ciudad abandonada y sepultada en la selva.
Existen 5 factores clásicos que se cree fueron los fundamentales párale abandono de las ciudades estado mayas a finales del Clásico.
• Problemas Ecológicos
Este se dio debido al tipo de agricultura practicada, básicamente la tala y la roza. Con este sistema el suelo poco a poco va perdiendo sus nutrientes hasta agotarlo, cuando la tierra entonces no es fértil se trasladan los cultivos a otro lugar.
La falta de agua y erosión se originaron por el agotamiento del suelo y la imposibilidad de realizar las siembras adecuadas en las épocas del año correspondientes.
• Catástrofes
Terremotos, deslizamientos debidos a los derrumbes, fuertes huracanes y grandes inundaciones como corresponden al Área centroamericana por la inestabilidad de las mayas.
• Desarrollo
Disminución de sus fuerzas productivas, desintegración en las relaciones de producción, crecimiento de la población, contradicciones internas en la sociedad Maya, esta determinada por el choque entre las Aristocracia sacerdotal y el pueblo.
Influyen 3 elementos para la estratificación de Clases de la Cultura Maya:
-La presencia de las motivaciones económicas en el estallido de la revuelta campesina
-La introducción de mercenarios del Valle de México con propósitos de control social, lo que habría dado lugar a una atmósfera de militarismo creciente y al enfrentamiento entre ciudades estado.
-El decaimiento moral por la introducción de ideologías decadentes.
• Invasiones
Las migraciones del Valle de México, del área nahua poco a poco fueron introduciendo su cultura y haciendo desaparecer el sistema clásico de valores que ayudarían a el decaimiento de la civilización..
• Cambio climático
La desintegración de la civilización maya se precipitó por tres sequías sucesivas prolongadas que alrededor de los años 810, 860 y 910 y que duraron aproximadamente una década cada una, coincidiendo con las tres fases del colapso de esta cultura, según las pruebas arqueológicas. Los intervalos de mayor sequía fueron breves cada uno con una duración de tres a nueve años pero ocurrieron durante un período extendido de reducción general de la precipitación pluvial, que pudo haber empujado al sistema maya al borde del colapso.
Sin embargo no todo es tan sencillo, ni la desaparición de unan civilización se puede atribuir a un único hecho aislado.
En el imaginario colectivo de los estudiosos de la civilización maya, existe la idea de que ésta tuvo un final dramático y súbito a finales del Clásico, de manera que como hemos enunciado previamente, en el siglo VIII la guerra fue endémica, el paisaje estaba debilitado, las ciudades abandonadas, y que los campos hasta entonces en producción volvieron a cubrirse por el bosque, tantas evidencias indicativas de una catástrofe social y ecológica.
Estas ideas, bien asentadas en el corpus teórico tradicional de la mayística, y ahora criticadas por los investigadores, resultan de vez en cuando exacerbadas por distintos agentes, bien procedentes de otras disciplinas o desde medios más populares rayando con el esoterismo consiguiendo una mayor penetración en la sociedad que el derivado de años de esfuerzo científico.
Estudios recientes han cambiado de forma decisiva el panorama clásico: incluso si sólo consideramos el marcador más arquetípico que sirvió para identificar el colapso, el fin del uso de la Cuenta Larga, el proceso dilató al menos entre el 760 y el 909 d.C. Si utilizamos otros parámetros de valoración, este proceso fue más duradero y manifiesta un elevado rango de variación en su carácter y escala (Demarest, Rice y Rice 2004; Webster 2002).
Por otra parte, en el mundo maya prehispánico se han producido otros “mini-colapsos,” crisis, a nivel local y regional desde el Preclásico, fenómenos que los mayas fueron superando.
Las evidencias que contestan el concepto de “colapso” maya han concluido en nuevas formas de considerarlo, definiéndolo desde una dinámica perspectiva que alterna etapas de crisis con momentos de estabilidad.
De manera reciente, antropólogos culturales aplican el concepto de resiliencia, “la capacidad de un sistema para absorber los disturbios pero reteniendo su función y estructura básica,” para definir esta dinámica histórica (McAnany y Gallareta 2010). Según este diseño se pueden producir cambios en distintos niveles y con distintos ritmos: algunos evidencian aspectos dramáticos, pero no afectan por igual al conjunto del sistema, que verá cómo se transforman de manera definitiva algunas de sus estructuras, mientras que otras lo hacen lentamente e, incluso, persisten en el largo plazo (McAnany y Yoffee 2010: 10).
McAnany y Yoffee (2010: 5) emplean el siguiente simil: “el estudio del colapso es como cuando uno mira una fotografía digital en baja resolución: es nítida cuando es pequeña y compacta y se mira a distancia, pero se disuelve en partes desconectadas cuando se examina de cerca.”
Los avances de la arqueología y la epigrafía permiten contemplar el pasado maya de manera más próxima, de modo que fenómenos que se consideraban generales como el colapso se han descompuesto en historias particulares que permiten su crítica y una mejor comprensión.
El colapso del mundo Maya Clásico demuestras ser un tema traumático por la dificultad de su comprensión, y ha ocupa una parte significativa de nuestra interpretación de esta civilización. Sin embargo, los avances alcanzados en estas últimas décadas permiten considerar la dinámica histórica de los mayas prehispánicos desde una perspectiva menos dramática e idiosincrásica, en consonancia con la dinámica histórica definida para otras civilizaciones.
Los modernos programas arqueológicos y epigráficos permiten conocer una gran cantidad de historias particulares de ciudades y sus territorios, que sugieren desajustes de importancia en los modelos explicativos anteriormente construidos: ya no todos los sitios y regiones colapsan, los que sufren este proceso no lo hacen al mismo tiempo ni con la misma intensidad, no en todos intervienen las mismas causas y agentes, y en muchos se trata de una crisis más, quizás más fuerte, de una secuencia.