Probablemente sea una de las parasomnias que más leyenda negra tienen asociada y más fenomenología de corte popular como iremos viendo. Sucede asociada a la fase REM.
Se define como la incapacidad para realizar movimientos voluntarios al conciliar el sueño ó al despertar sin compromiso de la respiración ó de los movimientos oculares.
Entre un 40-50% de la población lo ha sufrido en algún momento de su vida.
Pueden aparecen de forma aislada, de forma familiar (dominante ligado a X) ó
asociados a narcolepsia.
La privación de sueño y las emociones favorecen su presentación. En la polisomnografía aparece atonía muscular, desincronización del trazado EEG y movimientos bruscos de los ojos.
Más popularmente se percibe la incapacidad para moverse al quedarse dormido o al despertar, caracterizándose por un estado de transición entre la vigilia y el sueño profundo que se presenta con atonía muscular completa. Se presenta al inicio del sueño o al despertar, y muy frecuentemente se asocia con la visualización de imágenes terroríficas, en las que la persona no puede reaccionar debido a la parálisis muscular.
Las alteraciones se encuentran en el sueño REM. Se ha visto que tiene relación con la narcolepsia, migrañas, ansiedad, y la apnea obstructiva del sueño, sin embargo, también puede ocurrir en el aislamiento del individuo.
La parálisis del sueño puede ser aislada, donde los episodios duran menos de 1 minuto y son poco frecuentes y puede ser recurrente en la que los episodios son muy frecuentes.
A diferencia de la narcolepsia los ataques son más comunes al despertar.
La prevalencia de la parálisis del sueño en la población general es del 6,2%. Solo el 3% presentan la forma recurrente. El 36% tiene entre los 25 y 44 años de edad.
Como decíamos es una alteración de la fase REM y la vigilia. La polisomnografía
muestra menores latencias de sueño REM de lo normal junto con NREM acortado y fragmentación del sueño REM.
Se plantea que la causa pueda ser que las neuronas que regulan el sueño están fuera de equilibrio,con predominio de la actividad colinérgica sobre la serotoninérgica. También puede haber un problema con la regulación de la melatonina, que en circunstancias normales se regulan las poblaciones neuronales serotoninérgicos. La secreción de melatonina se encuentra alterada lo que explicaría la parálisis muscular. Tras la parálisis del sueño es común que se presenten dolores de cabeza, dolores musculares o debilidad
y/o paranoia. Existe además un componente genético, puesto que se ha visto a incidencia en gemelos monocigóticos (iguales).
La parálisis del sueño ocurre ya sea al quedarse dormido o al despertar como hemos ido viendo. Cuando se produce al inicio del sueño, la persona está consciente mientras que el cuerpo se va inhibiendo al entrar en sueño REM (parálisis del sueño hipnagógica). Si
es al despertar, (parálisis del sueño hipnopómpicas) se produce al final de la noche al alterarse la fase REM. Dura de unos segundos hasta varios minutos, pudiendo presentarse en función del tiempo mayor sensación de angustia o pánico. El individuo es incapaz de moverse o hablar, presentando únicamente movimientos oculares.
Pueden existir a la par alucinaciones hipnagógicas y hipnopómpicas. Las formas mas comunes son pensar que hay alguien en la habitación, el “íncubo” y las denominadas sensaciones motoras vestibulares.
En ocasiones el individuo al salir de la parálisis muestra movimientos bruscos, con agresividad o violencia producto de un aumento de la actividad hiperalerta. El sistema de vigilancia activado es un mecanismo de protección que el cuerpo utiliza para diferenciar entre situaciones peligrosas y determinar si la respuesta de miedo es apropiado. Este sistema de vigilancia de manera normal es selectivo en relación al estímulo, puesto que la precaución aumenta la supervivencia de la especie, sin embargo esto no existe en la parálisis del sueño, que sienten el fenómeno como una amenaza. Se cree que el tálamo recibe la información sensorial y lo envía a la amígdala, que regula la experiencia emocional de manera que entre tálamo, amígdala, corteza cingulada anterior y tegmentun pontino se crea esta percepción alterada. La corteza cingulada anterior tiene una amplia gama de conexiones corticales lo que integraría las diferentessensaciones y emociones que experimentamos ante las amenazas de manera normal. El complejo amigdalino nos ayuda a interpretar la experiencia emocional y actuar adecuadamente ante una situación potencialmente peligrosa y actuar correctamente.
En resumen todo este sistema de hiperalerta deja de funcionar de manera normal y se hiperactiva en la parálisis del sueño.
Hay dos tipos de alucinaciones. Lo más común es percibir que hay alguien en la habitación.
La alucinación de tipo íncubo se asocia con la creencia del sujeto de que un intruso está intentando asfixiar o estrangular al individuo. La parálisis del sueño eliminaría la movilidad respiratoria y el sistema de hiperalerta se activaría para evitar la asfixia percibiéndose como una amenaza que despierta a la persona. También la respiración rápida y superficial, la retención de CO2 y una ligera obstrucción de la vía aérea, un
síntoma en los pacientes con apnea del sueño acrecientan la sensación de asfixia.
La percepción entonces se define como alguien que intenta asfixiar a la persona y esta lucha hasta que finalmente se despierta. El intruso y alucinaciones incubus se correlacionan entre si y también a su vez con el tercer tipo de alucinación, la alucinación-vestibular del motor, o experiencias fuera del cuerpo.
El tercer tipo alucinación afecta el tronco cerebral, cerebelo, y los núcleos vestibulares a diferencia del anterior. Todas estas estructuras regulan el equilibrio y el movimiento.
En la parálisis del sueño, estos mecanismos por así decirlo, se encuentran desactivados puesto que no hay movimiento real, percibiendo el individuo sensaciones de estar flotando sobre su propio cuerpo.
Para prevenir la parálisis del sueño lo correcto es una buena higiene del sueño, evitar la ansiedad y ciertas medicaciones excitantes, así como evitar dormir boca arriba en ciertos casos para evitar el colapso de la vía aérea.
En contadas ocasiones se trata de manera farmacológica con antidepresivos tricíclicos y con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina en casos recurrentes que
afecte a la vida del paciente y con eficacia variable.
En realidad se considera de manera general un cuadro benigno sin riesgo para la salud.
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