sábado, 20 de agosto de 2016

Monstruos culturales

“Un monstruo es una perversión en el orden que asegura la continuidad de las causas naturales de la virtud, de la salud del pueblo, de la autoridad del Rey”. 
Jean Riolan 1605.

Todo aquello que no entra en nuestro pensamiento, se puede incluir en la categoría de "monstruoso", sobre todo si afecta al ser humano.
Cualquier monstruo supone una ruptura de nuestra realidad,  ya sea de tipo mítico como en épocas antiguas, divino y religioso como en la Edad Media, de corte natural en los siglos XVI o XVII o de tipo político a partir de la Ilustración. Pensar en los monstruos supone un auténtico ejercicio de introspección en nuestro inconsciente más oscuro.
La palabra monstruo va a designar a un conjunto de realidades que abarcan los seres mitológicos, las depravaciones morales, prodigios varios, admoniciones divinas, y cualquier anormalidad de tipo físico. En resumen es un monstruo aquello que no se ajusta al patrón establecido. Les atribuimos sentimientos de temor, de miedo, de asco de rechazo, de disgusto sin descartar una serie de sentimientos contradictorios como el placer morboso. Nuestra cultura o los condena al olvido o frivoliza en el celuloide, los domestica. Debemos redimirlos de la feria, de los gabinetes de curiosidades, del silencio, sacarlos a la calle, quitarles sus viejos estigmas para integrarlos. Nuestra obligación es mostrarlos porque contar su historia es parte de nuestra cultura.

Culturalmente podemos sistematizarlos en:

1. Monstruos del imaginario y lo sobrenatural:
Son aquellos que proceden del mundo de la imaginación y de la cultura, del mundo de los sueños y de las más antiguas tradiciones de la humanidad, variando según el imaginario de la época histórica, no son los mismos miedos los que tenemos ahora que los que se tenían en la Edad Media. Son por ejemplo las serpientes aladas, los monstruos marinos, las harpías, los tritones, las hidras, aquellos que proceden del mundo más primitivo y de una naturaleza salvaje.
Los monstruos sobrenaturales son los que nos van a mostrar nuestra apariencia pecaminosa y dependen clásicamente de la religión, ángeles, demonios, brujas, profetas, entes que pertenecen a un mundo diferente al nuestro.

2. Monstruos sociales y políticos.
En este grupo vamos a meter varios tipos de mostruos. En primer lugar los monstruos sociales, que constituyen las anormalidades secundarias a la transgresión de los roles sociales, por ejemplo, el hijo deforme entre dos familiares por el incesto, otros seres contrahechos que podían haber sido víctimas de la pedofilia, del bestialismo, o bien haber sido víctimas de brujería. En realidad todo lo que rompe el orden establecido en la sociedad.
En segundo lugar aquellos que poblaban los territorios desconocidos, cuyo éxito se debió a que sus autores pensaban que eran reales. Estos ocupaban zonas del mundo remotas y tenemos varios ejemplos en literatura. Ctesias de Cnido, médico de Artajerjes en el siglo V a C., escribió una Historia de la India introduciendo en la cultura griega la idea de una geografía fantástica de los pueblos monstruosos. Habló de los pigmeos que luchaban contra las grullas; de los esciápodos, con una sola pierna y un enorme pie; de los cinocéfalos, con cabezas de perro; de los acéfalos o Blemmias, que al carecer de cabeza, tenían el rostro en el pecho, etc. 
Plinio el Viejo (siglo I) incorpora las maravillas de oriente a occidente, en su Historia Natural, describió  las razas monstruosas de la periferia del mundo: cuenta que en la fría región de Escitia. habitan los arimaspos que, como los cíclopes, tienen un solo ojo en medio de la frente y están continuamente en guerra por las minas contra los grifos, fieras aladas que extraen oro de las entrañas de la tierra. También viven unos hombres salvajes con las plantas de los pies vueltas hacia detrás de las piernas, que corren a extraordinaria velocidad y viven en compañía de fieras y mujeres con dos pupilas, a las que llaman bicias con maléfica mirada. Y el pueblo de los andróginos con características de ambos sexos, que copulaban entre sí tomando alternativamente una u otra naturaleza.
Isidoro de Sevilla se refiere a ellos en el libro XI de sus Etimologías. Estas criaturas fantásticas dejaron de ser meras fantasías paganas pasando a pertenecer al imaginario medieval, adaptando el modelo de Plinio y plasmándose en toda una iconografía de piedra en las catedrales.
A lo largo del XVI, con los descubrimientos y exploración de las nuevas tierras y el impulso renacentista el imaginario artístico se llenó también de seres tan extraños, pero con cierta dosis de realidad por las diferentes culturas conquistadas: los caníbales, las amazonas, los gigantes los pigmeos y otras razas desconocidas que debían ser sometidas etc. No faltaron en las nuevas tierras pueblos de hombres salvajes reales y capaces de impulsar la curiosidad científica de la época. 

3. Monstruos de lo físico.
A los que dedicamos ya un capítulo en el Blog.

Carta Marítima, Estrasburgo 1530
W. Raleigh, Brevis et admiranda descriptio regni Guianae, Noribergae 1594

domingo, 7 de agosto de 2016

Inició de la Experimentación en Medicina

Desde lo que conocemos como el principio de la Medicina vemos ejemplos como el epigrama de Marcial en el que se queja a Símaco, el médico que le atendió con sus aprendices: 
...cien manos me tocaron, antes no tenía fiebre y ahora si”. 
En el siglo III, Celso cita en De re médica que en Alejandría, Herófilo y Erasistrato 
fueron quienes realizaron las primeras autopsias sobre cadáveres y las primeras 
vivisecciones sobre individuos vivos que eran los reos condenados a muerte. 
Hipócrates (460 a. C. ) redacta su juramento hipocrático, seguido incluso en la actualidad, donde refleja que el médico debe ponerse al servicio de la salud y del hombre. Aunque la escuela hipocrática no realiza autopsias, si que basa en una experimentación su terapéutica. 
Galeno, aunque tampoco realizó autopsias sobre el ser humano, si lo hizo en animales, formalizando lo que desde entonces se considera experimentación clínica, que hasta el Renacimiento con Vesalio no vuelve de manera oficial a practicarse. 
Andreas Vesalio, médico personal de Carlos V realiza en Flandes multitud de autopsias en cadáveres humanos corrigiendo antiguos errores anatómicos. 
Harvey a través de experimentos controlados en seres humanos es capaz de descubrir la circulación sistémica tal como la conocemos. 
Podemos ver muchos más ejemplos, Falopio, excelente anatomista de Pisa, para descubrir los efectos del opio, solicitó al Duque de Toscana la entrega de dos condenados a muerte. Uno de ellos fallece y el otro no, lo que le es útil para su estudio, no obstante al continuar suministrando opio al sujeto, éste finalmente fallece. 
Danys en 1667 comenzó a realizar las primeras transfusiones de sangre, inyectando 250 ml de sangre de cordero en las venas de un niño de 16 años, que obviamente falleció. 
Quizás el caso más llamativo sea la creación de las vacunas, que como muchos sabemos 
se la debemos a Edward Jenner en el año 1798, en el que demuestra la efectividad de la vacuna de la viruela. 
Jenner observó que las vacas padecían una enfermedad llamada 
o viruela de las vacas (cowpox), que produce erupciones en las ubres semejantes a las que produce la 
viruela humana. Las vacas contagiaban la enfermedad a las lecheras que las ordeñaban, en las que aparecían pústulas en las manos, de carácter benigno. 
Sin embargo estas personas se volvían inmunes contra la viruela humana, lo que le llevó a la idea de inocular a una persona sana con la viruela de las vacas para conferirle inmunidad frente a la terrible enfermedad. 
El 14 de mayo de 1796 inoculó pus de una pústula de la mano de la ordeñadora 
infectada Sarah Nelmes a un niño de 8 años llamado James Phipps. 
Este desarrolló una enfermedad leve entre el 7º y el 9º día con una vesícula en los puntos de inoculación, que desapareció sin incidencias. El 1 de julio, inoculó al niño con la viruela humana, sin producir enfermedad, quedando inmunizado. 
Hasta el momento hemos visto ejemplos que realmente aunque muy cuestionables éticamente no han supuesto para entendernos un crimen contra la humanidad, un 
genocidio, como si hay ejemplos que iremos citando.

Hipocrates