lunes, 29 de febrero de 2016

Hitos en la historia de la vacunación

Anteriormente a la creación de las vacunas, con el fin de tratar de evitar las epidemias de viruela que diezmaban la población, dejando a los supervivientes con tremendas secuelas deformantes, se conocía la técnica de la variolización.
Desde el Extremo Oriente se conocen textos muy antiguos, anteriores al siglo XI, en el que se atribuyen  a una monja budista durante el reinado de Jen Tsung (1022 a 1063) que ejerció el arte de la inoculación antivariólica a partir de enfermos de viruela. 

En El espejo dorado de la Medicina, se describían cuatro formas de inoculación antivariólica. Aunque no queda claro si el origen de la técnica se encuentra en China, en India o en algún otro lugar de Oriente, lo que si quedó claro es que se conocía el procedimiento a través de la inoculación de costras variólicas procedentes de personas que padecían la viruela (variolización). De esa forma, la enfermedad podría ser transmitida de forma más débil a la persona sana. Aproximadamente el 3% de las personas morían tras la variolización.
En Gran Bretaña se conoce la técnica en 1721, Lady Mary Wortley Montagu la introdujo al volver de Constantinopla, extendiéndose la práctica a todo el país y, a partir de mediados del siglo XVIII, al resto del continente europeo.
La creación de las vacunas, que como muchos sabemos se la debemos a Edward Jenner en el año 1798, en el que demuestra la efectividad de la vacuna de la viruela. 
Jenner observó que las vacas padecían una enfermedad llamada Vaccina o viruela de las 
vacas (cowpox), que produce erupciones en las ubres semejantes a las que produce la viruela humana. Las vacas contagiaban la enfermedad a las lecheras que las ordeñaban, en las que aparecían pústulas en las manos, de carácter benigno. 
Sin embargo estas personas se volvían inmunes contra la viruela humana, lo que le llevó a  la  idea  de  inocular  a  una  persona  sana  con  la  viruela  de  las  vacas  para  conferirle inmunidad frente a la terrible enfermedad. 
El  14  de  mayo  de  1796  inoculó  pus  de  una  pústula  de la  mano  de  la  ordeñadora infectada Sarah Nelmes a un niño de 8 años llamado James Phipps.   
Este  desarrolló  una  enfermedad  leve  entre  el  7º  y  el  9º  día  con  una  vesícula  en  los puntos de inoculación, que desapareció sin incidencias. El 1 de julio, inoculó al niño con la viruela humana, sin producir enfermedad, quedando inmunizado.
En España la introducción de la vacunación corrió a cargo de F. Pigillem (1770-1826). A finales del siglo XVIII vacunó a cinco niños en Puigcerdá. F. Salvá y Campillo además Y. de Jauregui y J.M. Ruiz de Luzuriaga introdujeron la vacunación en Aranjuez y Madrid.
Carlos IV decidió extender la vacunación antivariólica y organizó la "Real Expedición Marítima de la Vacuna" dirigida por Francisco Xavier Balmis.
La goleta "María Pita" partió La Coruña el 30 de noviembre de 1803 regresando en 1806. Balmis planteó un sistema de vacunación antivariólica "brazo a brazo". 
Francisco Xavier Balmis.

Partida de la goleta María Pita.

Los portadores del fluido fueron veinticinco niños de La Coruña. Durante los tres años que duró la Expedición, recorrieron Canarias, Caracas, Cuba, México, Filipinas y Macao. Otro grupo dirigido por Salvany llegó hasta Cartagena de Indias y Perú.

En 1885 en Francia, Louis Pasteur administró con éxito la vacuna de la rabia en la que había estado trabajando a Joseph Meister, un niño de nueve años de edad que había sido mordido por un perro rabioso de camino a la escuela. El científico obtuvo de la médula espinal de animales infectados de rabia material debilitado para la inoculación que se aplicó con éxito a perros antes de hacerlo en humanos. Este experimento conmocionó a la comunidad científica. 
Louis Pasteur.

Así pues la palabra vacuna deriva del latín vacca, que significa vaca. Vacunar se consideró que era pegar la enfermedad, vacunación era la técnica de inoculación de la vacuna que a su vez derivaba del fluido vacuno usado para esta operación. 


domingo, 14 de febrero de 2016

Tomás Moro, influencia en los franciscanos. Utopía en América.

En relación a la sanidad y más aún en lo concerniente a la salud pública, en Tomás Moro (2012) se va a reflejar la preocupación por la enfermedad y por el manejo que puede hacerse de ella. En los siguientes párrafos se puede comprender el interés en la creación de un modelo sanitario público realmente atendido por los propios miembros de la comunidad. 
Tomás Moro está planteando las bases de la Sanidad Pública y universal. Idea una estructura geográfica clara que consiste en la creación de cuatro centros hospitalarios, dotados de los adelantos correspondientes a la época y de personal experimentado que sea capaz de atender a los enfermos. Expone además la separación entre enfermedades de origen contagioso de las que no lo son con el fin de evitar la distribución de las mismas.
La alimentación de los enfermos, tanto los que pueden incorporarse de las camas como la de los que deben guardar reposo, son indicados por los médicos y los alimentos cuidadosamente preparados para su distribución equitativa, existiendo además horarios adecuados para la hora de las comidas.
También es un hito en la sanidad el reconocimiento de las gestantes y las madres que amamantan y de las nodrizas, quienes de manera prioritaria y particular se encargarán de alimentar a sus hijos y proporcionarles los cuidados adecuados. 
Reconoce además el valor de la lactancia materna como alimento básico, aconsejando a las madres que den el pecho y en el caso en que esto no fuera posible se dispondrá de nodrizas.
La estructura descrita es aplicable a la realidad americana, en concreto se plantea en las Ordenanzas de Vasco de Quiroga y en las de Alonso de Molina, el primero de ellos con la creación de los pueblos-hospitales como veremos a continuación y el segundo, escribiendo en nahuatl para los hospitales franciscanos (Real Hospital de San José de los Naturales en México como principal hospital). Tanto Vasco de Quiroga como Alonso de Molina rechazan la presencia de esclavos y de criados en sus respectivas Ordenanzas, mantienen el espíritu religioso a través de la liturgia y el evangelio e incorporan a los indígenas a las labores de la nueva sociedad cristianizada.


lunes, 1 de febrero de 2016

Circulación pulmonar y sistémica

Miguel Serveto (1511, Villanueva de Sigena, Huesca) postula en 1546 la existencia de la circulación pulmonar, posiblemente ignorando la descripción de la misma realizada en el período medieval por Ibn-an-Nafis en el siglo XIII. Para entender el porqué de este descubrimiento, no se debe de olvidar que Serveto estaba obsesionado con la Reforma religiosa. Consideraba que el alma residía en la sangre, de aquí a considerar que la sangre es la parte del cuerpo con la que más fácilmente se comunica Dios con el alma humana, solo había un paso. Además de Derecho y Humanidades en Toulouse, estudia Medicina en París, siendo discípulo directo de Vesalio, y ferviente seguidor del humanismo científico.
Miguel Serveto modifica absolutamente la fisiología galénica con la descripción anatómica del flujo sanguíneo pulmonar, especialmente en el tratado Christianismi Restitutio de 1553, aunque paradójicamente es muy galénica la forma de describir sus teorías. 
Finalmente, muere en Ginebra en 1553 debido al irracional fanatismo de Calvino. De hecho la difusión de sus obras es muy escasa por la desaparición de los originales en la hoguera. Son autores como Valverde de Amusco y Realdo Colombo, los que se van a encargar de dar difusión a sus ideas aunque sin citarlo de manera directa, posiblemente por miedo a la Inquisición. El primero con su Historia de la composición del cuerpo humano, y el segundo con De Re Anatómica
De este modo, será el británico William Harvey (1578-1657) quien describirá la circulación mayor, publicando su tratado en 1628 en la “obrita” Exercitatio anatómica de motu cordis et sanguinis in animalibus. Diseca, realiza experimentos en animales y cadáveres y define las cavidades cardiacas y los grandes vasos, estimando el volumen de la circulación y de las cavidades. Describe las válvulas venosas, la pasividad de la circulación venosa y las propiedades del pulso arterial. Señala que es el corazón el motor de la circulación, por sí mismo (idea en consonancia con que es el sol el centro del universo, muy acorde a la época) y continúa considerando que es en la sangre donde reside la fuerza divina que hace que se mueva el corazón. Harvey es importante también por las descripciones embriológicas tan avanzadas que hacen que mejore el conocimiento de la formación del feto intraútero.

Miguel Servet

William Harvey