Los chamanes se forman de tres maneras por lo general, la primera de manera hereditaria, la segunda por vocación espontánea, ya sea por llamamiento de la comunidad, que lo designa, o por elección de los propios espíritus y la tercera por su propia voluntad, aunque esta es de las tres la que se considera menos formal. Los viejos chamanes y los espíritus son los que van a designar y enseñar a los nuevos especialistas en las técnicas tradicionales de la comunidad, en la mitología y genealogía del clan y en los fenómenos de trance y diálogo con el más allá. El chamán potencial debe ser aceptado por la comunidad y confirmado por los espíritus, por ejemplo entre las tribus centroasiáticas, entre los Yurak-Samoyedos el futuro chamán se identifica porque el niño viene al mundo con su camisa puesta (envuelto en la bolsa de líquido amniótico), entre los Ostíacos es el propio padre quien elige a su sucesor según su potencialidad, transmitiéndole su ciencia, en los Yakutes no es hereditario, pero al morir el espíritu del futuro chamán designa al nuevo. Entre los Tunguses de Manchuria, se escoge un niño y se educa para convertir en chamán, pero cuando tiene lugar el primer éxtasis, si este no se considera adecuado o no llega, entonces se renuncia al candidato.
Convertirse en chamán supone que el aprendiz sea capaz de dominar los estados alterados de conciencia y el trance. Por lo general se busca para ello el contacto con los antepasados, la soledad, paisajes escarpados que inviten al intimismo, en los cuales puede meditar y ayunar, en ocasiones auto infringiéndose dolor, estados que conducen al trance. En ciertas tribus de mérica, Hopis, Navajos, Rarámuri, en ese momento acude un espíritu o un animal acompañante en el viaje, momento en el que se consigue el trance. Otras veces el estado de trance viene condicionado por la ingesta de sustancias psicotrópicas, por ejemplo entre los jíbaros, desde muy niños se les induce el trance para dialogar con su animal compañero con la toma de la corteza del árbol Datura Arbórea. No obstante la formación del chamán pasa por la llamada muerte ritual, en la que se considera que o bien a raíz de una enfermedad en la que fallece y a posteriori vuelve a la vida, o un aislamiento prolongado o un viaje, que adquiere las habilidades definitivas para comunicarse con el más allá. Cuando el chamán adquiere sus facultades, es capaz de volar y dirigirse a otros mundos, también de descender al inframundo como en los tunguses y los nootka de Vancouver, en esos viajes, es cuando dialogará con espíritus o con la divinidad para traer el remedio que necesita su comunidad.
Mientras que para las sociedades occidentales lo importante es aquello que se puede medir, aquello en lo que predomina la razón, para Oriente, para las culturas amerindias y africanas, lo vital es acercarse al mundo espiritual, al alma del mundo, al Brahma o al Nirvana, a la meditación a las técnicas alternativas de sanación. En el chamanismo se maneja el Cosmos a través del diálogo con los seres vivos, independientemente de su naturaleza y con el mundo espiritual.
Convertirse en chamán supone que el aprendiz sea capaz de dominar los estados alterados de conciencia y el trance. Por lo general se busca para ello el contacto con los antepasados, la soledad, paisajes escarpados que inviten al intimismo, en los cuales puede meditar y ayunar, en ocasiones auto infringiéndose dolor, estados que conducen al trance. En ciertas tribus de mérica, Hopis, Navajos, Rarámuri, en ese momento acude un espíritu o un animal acompañante en el viaje, momento en el que se consigue el trance. Otras veces el estado de trance viene condicionado por la ingesta de sustancias psicotrópicas, por ejemplo entre los jíbaros, desde muy niños se les induce el trance para dialogar con su animal compañero con la toma de la corteza del árbol Datura Arbórea. No obstante la formación del chamán pasa por la llamada muerte ritual, en la que se considera que o bien a raíz de una enfermedad en la que fallece y a posteriori vuelve a la vida, o un aislamiento prolongado o un viaje, que adquiere las habilidades definitivas para comunicarse con el más allá. Cuando el chamán adquiere sus facultades, es capaz de volar y dirigirse a otros mundos, también de descender al inframundo como en los tunguses y los nootka de Vancouver, en esos viajes, es cuando dialogará con espíritus o con la divinidad para traer el remedio que necesita su comunidad.
Mientras que para las sociedades occidentales lo importante es aquello que se puede medir, aquello en lo que predomina la razón, para Oriente, para las culturas amerindias y africanas, lo vital es acercarse al mundo espiritual, al alma del mundo, al Brahma o al Nirvana, a la meditación a las técnicas alternativas de sanación. En el chamanismo se maneja el Cosmos a través del diálogo con los seres vivos, independientemente de su naturaleza y con el mundo espiritual.
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